De acuerdo con Gladys Lizama en su libro Zamora en el porfiriato. Familias, fortunas y economía, entre ese grupo de
familias podemos encontrar impulsores de la modernización agrícola,
instaladores de los servicios de agua potable, luz eléctrica, teléfonos,
compañías agrícolas y ganaderas de amplia cobertura regional y de las primeras
sociedades por acciones y anónimas. De esas familias salieron influyentes
sacerdotes y presidentes o miembros de ayuntamientos, prefectos de distrito y
hasta diputados locales y federales. Fueron propietarios de tierras
potencialmente muy productivas para la agricultura y la ganadería. Tuvieron
también la visión de la productividad, creando “valor agregado”, en el terreno
de la transformación de los productos agrícolas, creando para ello
microindustrias.
La Casona Pardo en Zamora perteneció a los Dávalos,
una de las familias porfirianas más prósperas. Hoy, debe
ser símbolo de la importancia agrícola de la ciudad
y toda su región. (Foto de Ricardo Cruz)
Para refaccionar los
proyectos se hicieron tanto prestamistas como usuarios de créditos, “y
coadyuvaron activamente con inversiones y empresas en la modernización de la
ciudad.” Familias, “actores sociales que produjeron principalmente para el
mercado interno, que tuvieron una casa familiar en Zamora en la cual vivieron;
crearon y desarrollaron una red de relaciones en el área urbana y rural; poseyeron
múltiples propiedades urbanas en la misma ciudad y las rurales no sólo estaban
ubicadas en el territorio contiguo a la ciudad, sino también en áreas más
lejanas”,[1]
porque “ejercieron una práctica económica sobre un espacio territorial bastante
mayor que el Bajío zamorano, extendiéndose a parte de otros estados y a una
fracción importante de la tierra caliente michoacana”:[2]
Chavinda, Chilchota, Ixtlán, Jacona, Purépero, Santiago Tangamandapio,
Tangancícuaro, Tlazazalca, Ario Santa Mónica, Pajacuarán, Ayo el Chico, Cotija,
Guarachita, Jiquilpan, Sahuayo, Tingüindín, Ecuandureo, La Piedad y Los Reyes[3]
La Zamora señorial, fruto de la riqueza de su entorno agrícola.
Desde su perspectiva económica, Gladys Lizama sintetiza así
el ambiente social de las antiguas
familias zamoranas:
“[La economía] …a grandes rasgos se caracterizó por
desarrollar una agricultura predominante, una actividad comercial dinámica, una
industria básica de consumo final, una fuerte actividad crediticia privada e
institucional (esta última en el decenio 1900-1910) y un activo mercado de
tierras y bienes urbanos…”[4]
Así,
1. Las antiguas
familias zamoranas protagonizaron el desarrollo agrícola, comercial,
industrial y financiero de su época.
2. Promovieron
la construcción de la ciudad de Zamora y la dotaron de modernidad.
3. Propiciaron
que Zamora se constituyera en el epicentro económico, político y cultural de
una amplia región del occidente de México.
4. Contribuyeron
en la creación y consolidación de Zamora como sede de una importante diócesis
de la Iglesia Católica Mexicana.
5. Consolidaron
la presencia política de Zamora en el contexto estatal y nacional.
6. Contribuyeron
a una recreación de una tradición llamada “zamoranía”.
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