A don José María Cázares y Martínez, segundo obispo de la diócesis de Zamora (entre 1878 y 1909) le tocó presidir un episcopado en pleno auge de la economía agrícola porfiriana en el valle de Zamora.
Las antiguas haciendas hicieron más productivas las ya de por sí fértiles tierras del valle de Zamora y con ello activaron una economía que fue capaz de contruir un nuevo rostro para una pequeña ciudad que en pocos años se tornó señorial y se apuntó en el horizonte de la modernidad más próspera del país.
Zamora señorial en el auge agrícola porfiriano.
El tranvía de mulitas entre Zamora y Jacona fue un proyecto ferroviario pionero a escala nacional; el propio tren con su estación permitió ampliar los mercados regionales a la producción agrícola local; en la ciudad se edificaron numerosos templos, el mercado municipal con una infraestructura de acero con tecnología de vanguardia en el mundo y un Palacio Episcopal que simbolizó la importancia de la presencia de la iglesia católica en la vida y obra de los zamoranos.
Un gran movimiento en las inmediaciones
de la estación del ferrocarril de Zamora.
de la estación del ferrocarril de Zamora.
En ese contexto, el obispo José María Cázares y Martínez inicio la que seguramente, es una de las construcciones góticas más jóvenes en el
mundo (pensemos en la antigüedad de las grandes catedrales góticas en Europa).
La nuestra, en Zamora, comenzó a construirse el día 2 de febrero del año 1898,
cuando en el resto del mundo a nadie se le ocurría ya construir en estilo
gótico.
Estatua del obispo Cázares en el atrio de su antigua
Catedral Nueva hoy Santuario de Guadalupe.
(Foto de Rubén Guillén Soto)
De hecho a él se deben
otras valiosas obras en nuestra región. Su actividad lo llevó lo mismo a fundar
una congregación religiosa que a diseñar y construir la mayor parte de la
infraestructura de riego agrícola que aún funciona en Zamora.
Aunque la foto es de 1930, muestra el Canal de Zapadores,
también conocido como Río Nuevo, construído a pico y pala
durante el auge porfiriano en el valle de Zamora,
como eje central de la infraestructura hidráulica
de riego agrícola.
El obispo José María Cázares se distinguió como teólogo, filósofo
y jurista. Concluyó la actual catedral de Zamora, en la plaza principal;
construyó el antiguo Seminario de Zamora y fundó la Escuela de Artes y Oficios,
una casa de ejercicios espirituales y un asilo de ancianos, entre otras muchas
obras.
En ese entonces el obispo Cázares era cabeza de una vida religiosa
que veía en el futuro de Zamora
lo que la investigadora de El Colegio de Michoacán, Nelly Sigaut ha llamado «La
Ciudad Episcopal».
De hecho, según una hipótesis de la misma investigadora, la gran
catedral sería el centro de la ciudad. El lugar en que se construyó el edificio
revela también otra intención del obispo: estaba convencido de que el
crecimiento de Zamora debía hacerse hacia el oriente, trepando hacia Chaparaco
hasta la Beatilla, ¡así se salvarían las tierras cultivables del valle!
En esta vista de Zamora hacia el oriente de la antigua ciudad,
se aprecia con claridad la ubicación de la antigua Catedral Nueva,
en un lugar opuesto al de buena parte de las tierras de cultivo del valle.
Como ocurrió con gran parte de las ambiciosas construcciones
góticas en Europa, la nuestra ha tenido una historia en que la obra se ha visto
interrumpida por diversas circunstancias y también podemos hablar, ahora, de un
esfuerzo por continuar y terminar la obra con los mismos propósitos con que se
inició.
La expropiación del inmueble, decretada por el presidente Lázaro
Cárdenas, abrió un largo paréntesis en la historia de la construcción de la
«Catedral Nueva».
Durante años, los zamoranos la conocimos
como "La Inconclusa" porque así la nombró
un promocional turístico de televisión.
La obra se suspendió en 1914, y a partir de entonces fue cuartel,
caballeriza, campo de tiro, paredón de fusilamiento, canchas deportivas, centro
de información turística, garaje y bodega.
Cancha de béisbol, entre otros usos.
El deterioro del edificio llegó al extremo del peligro
de derrumbe, lo cual motivó a la creación de diversos proyectos para
rehabilitarlo con alguna función que permitiera rescatarlo de la ruina.
En los años 80 del sigo XX el opispo
don José Esaúl Robles Jiménez, recuperó la Catedral Nueva
y reinició su construcción con una intensa etapa de restauración.
Estatua del obispo Robles Jiménes en el atrio del ahora
Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe en Zamora.
(Foto de Fernando GarcíaL)
Una vez más, gracias a la voluntad del pueblo católico de Zamora y a las posibilidades de su economía, basada en su enorme productividad agrícola, el proyecto fue retomado y se reinició su construcción.
Con postales los zamoranos celebramos la consagración de la antigua Catedral Nueva
al culto de la Virgen de Guadalupe una vez reiniciada su construcción.
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